domingo, 11 de diciembre de 2011

Arte y sociedad

Arte fuera del arte

Por Lolita Cuevas-Avendaño

Sumar todas y cada una de las culturas resulta aún mejor que hacerlo con sus elementos individualmente. Pero única y exclusivamente existe, es y se vuelve real en la imaginación de los humanos.

Error creer que una cultura es una abstracción, se trata de un todo que existe y perdura determinadamente en tiempo y lugar.

 Los encargados por excelencia de crear convincentes modelos de la relación arte-sociedad son los antropólogos y psicólogos, quienes han demostrado la afectación de la cultura en el individuo. De ahí, que el común de los antropólogos afirmen que las áreas de la actividad humana están estrictamente ligadas y determinadas con la cultura. Partiendo de ello, se puede afirmar que el control es una de las funciones sociales más importantes.

En otras cosas y si de variaciones de culturas de trata, referenciaré algunos ritos de la pubertad practicados en la diferentes tribus de indios americanos. Por ejemplo, la bendición o peligrosidad de ser mujer menstruante. Esos son los dos aspectos de lo sagrado. De esta forma, entre los apaches, el sacerdote pasa de rodillas entre las muchachas formadas para recibir de ellas la bendición,  manera de contacto.

Entre los indios carriers, procedentes de Columbia Británica, tienen cabida de forma descomunal el horror miedo entre las mujeres en etapa de menarca. Pasa que durante los primeros tres o cuatro años, la muchacha vivía el “entierro en vida”, que consistía en habitar una choza de ramas alejada de la vista de los demás, porque significaba un peligro para ellos. Cabe decir que la joven vestía con una piel curtida en forma de túnica que cubrí su rostro y senos, y de la parte trasera le cubría hasta los pies.

Así que tales conductas y acciones, hacían que las muchachas de las tribus se convirtieran en religiosas abnegadas, pulcras y rectadas, o bien, en peligrosamente impuras, al  grado de gritar en los bosques para advertir a os demás que ella se encontraba cerca, ya que era un peligro encontrarla.

Qué sería de las jóvenes actuales si tuvieran que anunciar a los cuatro vientos que su primer periodo llegó y que representan un peligro sangriento para la sociedad. Evidentemente y por fortuna los tiempos han cambiado y no es preciso informarle a nadie acerca de tan intempestivo acontecimiento.

Dado que el contraste es evidente y total. De tal forma que se deduce que lo que haga, diga o piense un individuo está determinado por el lugar  tiempo en que se desenvuelva, y del arte del grupo económico y social en el cual habita.

Sin duda, lo que queremos (o nos conviene) pensar, creer, ver, sentir, suponer, se determina por la experiencia, es el resultado de ella. Más cabe hacer mención que ello, a su vez, recibe gran influencia de maestros, familia, amistades, artistas y sociedad en general. ¿Será entonces que no hay libertad total para crear propios juicios, y que la dicha relación está tan ligada que es casi imposible dejar de ser codependientes de tales factores?

Por ejemplo, la moda en nuestra sociedad es determinada por lo que nos veden y anuncian en la televisión. El coche para parecer guapo, el cinturón para adelgazar, el maquillaje para limpia el rostro, la cobija para no tener frío, la maleta portátil ideal para ir de viaje, el ventilador que quita la sed y el calor… Como lo vemos, al exponernos a los mensajes, lo adoptamos como una necesidad como una moda, como algo indispensable para la vida. O Big Time Rush. Nadie es más equis quien no conozca a su música y sus integrantes. Peor aún si no se asistió al concierto de Justin que ellos abrieron con lo último, lo más actual y más pegajosos de su música.

La televisión y el cine se han convertido en comunicadores de funciones que actualmente eran los rituales quienes los transmitían. Ofrecen modelos de conducta que afectan directamente en nosotros a nivel anímico y económico.

Igualmente las revistas del corazón y del alma, dedicadas para mujeres, con un target estricta y absolutamente definido. Ningún mejor medio para anunciar en ellas la crema antiarrugas, celulitis y antiedad; el programa “El amor de mi vida”, la lencería más sensual, atrevida, y feroz, sin deja de ser coqueta, dulce y femenina; el jugo de zanahoria, apio y toronja 0% azúcar y libre de grasas trans. Casi ineluctablemente caemos.

Sin parecer Reimut Reiche, marxista alemán, estoy totalmente de acuerdo en su crítica al papel social de las revistas entre las personas. Y sí, se trata de un elemento explotador del capitalismo.

Un similar de Twen en nuestro lado del mundo, serían todas aquellas revistas que fomentan el libertinaje en los jóvenes: alcohol, sexo sin protección, velocidad y todo tipo de excesos que pone sus vidas en un delgado hilo. Si hay objeción en lo dicho, es preciso mencionar que igualmente las revistas venden al por mayor desnudos, chimes y escándalos en el que se involucran artistas, cantantes, actrices y toda personalidad perteneciente al mundo de la farándula, todos ellos con glamour.

Caso contrario son las revistas para parejas jóvenes, que viven un matrimonio fresco, en etapa de adaptación. Lo que se les ofrece son ropa cómoda, trastes, electrodomésticos y todavasta  necesidad para un consorcio de jóvenes inexpertos.

Libros con imágenes muy explícitas, que hablen acerca de sexo, de posiciones, de ganas, de olores, sabores, de hombres, de mujeres, imposible pensarlos hace unos 40 años. Ahora, todo es diferente. No es raro ver libros, revistas, películas de ese tipo. Están a la orden del día, en cualquier tienda, en cualquier esquina; raro sería no verlos.

Y es que hoy ya no hay pudor ni reparo al hacer evidentes las necesidades de índole fisiológicas. A pesar de ello, la mujer sigue siendo víctima de la mercadotecnia y publicidad al ser utilizada como imagen y objeto sexual.

Igualmente en el ámbito artístico (propiamente dicho, alejado de la farándula) ha habido evidentes y considerables cambios. Aunque, es preciso señalar, los mencionados cambios en lo que conocemos de pintura y escultura, se realizaron a pasos realmente lentos, con transformaciones mínimas que se notaban con el paso de muchos años, es decir, la alteración, el cambio, no era inmediato, sino que pasaban años para que los habitantes lo compararan con lo que habían dejado de ver tiempo atrás.

No es difícil afirmar que las actividades artísticas se han visto un tanto opacadas por la religión o la magia, donde el fondo social y las funciones artísticas son difíciles de separar. H. y H. A. Frankfort decía que en las sociedades primitivas, durante las primeras fases de la cultura desarrollada los habitantes no distinguían entre las categorías que eran subjetivas y las que eran objetivas.

El simbolismo encerrado en un concepto de tiempo y espacio, no era concebido como el mismo significado que en el cristianismo en la Europa medieval. Era cualitativo y concreto, no cualitativo y abstracto. En pocas palabras, la auténtica montaña primitiva era la pirámide, por sus cualidades y su realidad concreta.

Lewis Mumford externó su pensar acerca de que las primeras ciudades fundadas y el arte en ellas era asociado con la expresión evidente de un novedoso equilibrio de poder adquirido en la sociedad, representado en la figura del sacerdote-rey y su corte, su séquito.

EL arte afecta directamente la vida de los individuos integrados socialmente, quienes a su vez, en su conjunto, determinan el tentativo contenido y función del arte. En el punto intermedio, donde se encuentran, se encuentra un “artista”  algo que sea producto de su obra.

No se mite enunciar que el ate no es el fiel reflejo de la vida, sino más bien que tiene sus propios puntos de referencia, de partida, que sirven de parte aguas para crear un nuevo enunciado. Es total y absolutamente distinto en función, forma y contenido del mundo que por todos es conocido: el mundo de sensaciones.

Dicho de otro modo, el arte no es una precisa y detallada descripción de la realidad, sino que es na realidad paralela que existe en una orgánica relación con experiencia y actividades, actitudes y costumbres de otra clase. Lo anterior, de cierta manera se podría decir que es una ‘separación’ que tiene el arte, y puede ser descrita en términos filosóficos que delimiten las condiciones que afectan a su existencia.

El arte no es una reorganización de la realidad, como anteriormente se señaló, no se trata de la creación de un nuevo fragmento de condiciones reales; el arte comunica.

Se pretende llegar más allá  de una interpretación poco profunda de los símbolos, por encima, superficial o literaria. El único modo de reacción aceptado es el que debe ser respetado y comprendido en sus términos establecidos.

Por encima de todas las cosas, el arte es autenticidad, firma, identidad. Defiende a su autor, lo identifica, lo respalda. Por ende, cada obra implica la esencia de quien la creó, en ella se plasman sus gustos, miedos, sentimientos.

Cuando un artista contempla la obra de otro, una de las primeras cosas que hace es examinar la técnica del follaje que sirve de fondo, dice el antropólogo Gregory Batenson. Hoy es distinto.

Cuando un artista contempla la obra de otro, la primera reacción es buscar errores, criticar, mofarse, buscar el mínimo imperfecto para considerarla poca cosa. El otro artista, en este caso, no tardará más de cinco segundos después de haber observado la fabulosa obra de su colega, en exclamar algo parecido a “Yo también pude haberlo hecho, incluso mejor”. Como dicen por ahí, una tamalera, no puede ver a otra tamalera.

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