martes, 21 de febrero de 2012

Lorena SanMartin

J. Edgar
Después de un rato dándole vueltas a la idea, decidí agarrar mi bolsa e ir sola a la única función que quedaba en el cine de J. Edgar. Siendo sincera, no tenía ni la más mínima idea de con que me iba a encontrar, supuse que tendría garantía por ser de Clint Eastwood, pero lo que vi durante casi dos horas y media fue más que una película de gánsters.
                Ahora bien, si me pidieran describir el filme con una sola palabra, sin dudar diría “arriesgada”, es una película con suerte, en donde, a mi punto de vista, describe la vida de un personaje duro y complicado, acompañada de un reparte que no estoy segura si me encanta.
                Debo admitir que los primero cincuenta minutos, me la pasé dudando si seguir sentada en la butaca o salir por algo de tomar, la sed era lo de menos, la verdad es que me había aburrido, o quizá no entendía, pues no estoy tan familiarizada con la historia de ese lugar, ese contexto ni esa época.
                J. Edgar es una película totalmente atemporal y no es eso lo que la hacer difícil de digerir, describe la trayectoria de un personaje importante y trascendental para la vida del siglo XX en Estados Unidos, John Edgar Hoover quien fue el primer director de la Oficina Federal de Investigación (FBI).
La trama gira totalmente alrededor de este hombre que a simple vista era un roble y que lo fue hasta el último día de su vida y de su carrera, pero también te muestra al hombre detrás de la puerta, aquella parte débil que hemos tenidos algunas veces. Creo que en dicho relieve del personaje es donde se comienza a ver la riqueza de un guion un poco aventurado.
Más que otra cosa, rescataría la tambaleante sobriedad que Eastwood muestra en Hoover, pues no solo lo describe como aquel que aventuró su vida sobre una sólida torre de dudosos logros, sino que te muestra la parte de John en casa, un John totalmente pegado a las faldas de mamá, tanto que fue ella el punto de partida para que decidiera llevar su vida por tan agitado y rígido camino, siempre buscando su aprobación, y a su vez tratando más bien imitarla hasta en su último rasgo, pues resulta ser homosexual.
En cuanto a la parte técnica, me he encontrado con una musicalización realmente a la par de la idea, consentidora en todo momento y por mismas circunstancias, un tanto lineal. Las caracterizaciones han sido fuertemente criticadas en diversos sitios de internet, sin embargo difiero totalmente, creo que son acertadas, y más que una gruesa capa de silicón, te encuentras con una atinada serie de arrugas,  huellas y signos de expresión que le dan aún más énfasis a cada uno de los personajes.
Como protagonista encontramos ni más ni menos que a Leonardo DiCaprio, que si bien no es mi favorito, se ha llevado mis palmas al interpretar a Edgar; me ha dejado la impresión de que sufrió su interpretación tanto como el personaje mismo. Acompañado de Naomi Watts, Armie Hammer y otros, el reparto por un momento me ha hecho dudar, al final me ha gustado.
Si buscas otra película de Clint Eastwood, temo que en J. Edgar, encontraras un metraje insuficiente y con carencias. Si simplemente buscas que te cuenten una buena historia, rica en personajes y con actuaciones excepcionales, entonces te va a gustar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario