viernes, 30 de noviembre de 2012

Asesinos por conveniencia



Por Lolita Cuevas-Avendaño

Publicó The New York Times que “Asesinos por naturaleza” es una película alucinante. Totalmente de acuerdo. Además le agregaría el adjetivo ‘psicótica´. (EEUU, 1994, dirigida por Oliver Stone, con  Woody Harrelson y Juliette Lewis)
Más allá de ser una simple película, me quedo pensando en que está inspirada en sucesos reales, de asesinatos cometidos por una pareja en la década de los cincuentas, en Estados Unidos. Tal parece que aquel país es el lugar idóneo para cometer crímenes y hacerse popular a partir de la historia que adaptarán en cine. Conviene.
Es de esas películas que mantienen alerta todo el tiempo y que de pronto hay una dosis desmedida de risas, de decir ‘Noooo, no puede ser’ o ‘Dale más fuerte que bien merecido se lo tiene’.
Cuando en un principio vi a Juiette Lewis, inmediatamente llegó  mi mente la imagen en su papel de Karla Tate, en Aprendiendo a vivir, pero bastaron unos segundos más para advertir que esta vez no actuaría como una chica modosita con un leve trastorno mental, sino que hasta el más ligero viento ocasionado por su parpadeo, olía a sangre, a asesinato, a crueldad.
Acepto mi gusto culposo de disfrutar de cada una de las escenas con golpes, donde la sangre no rogaba dos veces ara brotar y hacerse presente en muchas de las escenas. Sinceramente esa era la parte que más disfrutaba: ver a los asesinos gozar de su maldad. Tal vez se deba a que nunca en mi sano juicio y en mis cinco sentidos me atrevería a hacer algo semejante, así que mi instinto asesino que tengo por naturaleza, lo desahogo con esas escenas de suma violencia.  
No pretendo darle un papel protagónico, pero ver la aparición de Robert Downey Jr. Me generó todavía un poco más de gusto por la trama. Fue totalmente lo que menos esperaba, que una asesinato fuera llevando de la mano al televidente, ¡y de qué forma!
Según las reseñas y datos curiosos que hay en internet, muchas de las escenas se grabaron con distintos filtros, con un exceso movimiento de cámaras, con cambios radicales de encuadres, etcétera. Considero que en parte es eso lo que me provocó gran fascinación de la película, aún más por la identidad que  pudiera llegar a existir con el reportero de televisión.
Y finalmente a Juliette Lewis, dejé de verla como Karla Tate.
Por el ritmo, el elenco, la historia y el mordaz final, se han ganado cinco estrellas.
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