Sam García
Quien diría
que un Beatle tendría tantos problemas para poder conseguir un chica y aún más
preocupante que tuviera que pelear todo el tiempo por alguien que no le hace
caso.
Bajo la
dirección de Carl Gottlieb y la fotografía de Alan Hume Ringo Starr toma el
papel de un cavernícola que no es más que un peón dentro del grupo pero que
anhela tener a la mujer del líder.
Si nos
dedicamos a criticar los efectos especiales de la cinta nos podremos parar de
reírnos un rato, pero no es un obstáculo para que podamos disfrutar la historia
que Dennis Quaid y Barbara Bach ayudan a hilar en todo momento.
Una historia
simple que gira alrededor de un triangulo amoroso y el descubrimiento de distintas cosas que le darán la
ventaja al clan que las tenga.
La cinta de
comedia que puede caer en lo absurdo, pero ese absurdo divertido que cualquiera
ríe sin pensarlo dos veces, es sin duda una que no debe de faltar por ver, es un
experimento algo atrevido para alguien que se había dedicado a la música y de
pronto incursiona en el cine.
No llego a
considerarla una película de culto pero sí digna de no quedarse en el olvido,
los elementos técnicos y visuales fueron grandes para la época pero dejan mucho
que desear ahora.
Los brincos
en la evolución de la humanidad son tan bruscos que apenas alcanzas a
percibirlos por la manera en que son contados, como chistes efímeros de unos
segundos, tal es el caso del hombre erectus que con un abrazo evoluciona.
Debo admitir
que me entretuvo bastante pero no sería mi primera opción para volver a ver, es
una película que debe verse pero hasta ahí la dejo. Como un proyecto arriesgado
de la MGM valiéndose del renombre del protagonista.
La califico
con ***
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