Odisea en el espacio
Afrodita Lezama
2001: Odisea en el
espacio
Dirección: Stanley
Kubrick
Reparto: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester y
Douglas Rain
Año: 1968
Fotografía: Geoffrey Unsworth
Guion: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke
Compañía Distribuidora:
Metro Goldwyn Mayer (MGM)
En un futuro no muy
lejano, se encuentra en la Luna la primera señal de vida inteligente de origen
extraterrestre: un monolito enterrado hace 4 millones de años. Sin embargo, el
viaje hasta la siguiente pista resulta ser toda una travesía, con un destino
sorprendente.
Kubrick vuelve a
estirar y encoger el tiempo –y el espacio- a su antojo, para presentar las
actividades cotidianas y dramáticas como una suerte de aplicación
multidimensional fascinante. Su interés por las relaciones entre el creador y
su obra son el eje de la acción: el hombre que quiere controlar a la máquina y
ésta que lucha por obtener su propia identidad.
El director mantuvo toda su
vida esa obsesión y no pudo llevar a cabo su proyecto más ambicioso (finalmente
rodado por Spielberg, y curiosamente estrenado en 2001, aunque con resultados
discutibles). Lo que Kubrick esperaba era poder asignar el papel protagonista a
un verdadero robot.
El conflicto entre
el hombre y la computadora se resuelve de forma trágica, pero resulta
paradójico cuando el espectador asiste a la conclusión del filme. En otro
alarde de manipulación temporal por parte de Kubrick, el astronauta es testigo
de su propio destino, a la sazón controlado por un ser de inteligencia
artificial: el propio monolito.
No sé si esta
conclusión es acertada, pero de cualquier forma deberíamos tener presentes las
palabras del propio Arthur C. Clarke, que dijo algo parecido a esto: “Si se
entiende 2001 completamente, entonces es que hemos fallado. Lo que pretendíamos
era que surgieran más preguntas que respuestas”.
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