Por Lolita Cuevas-Avendaño
De Roman Polanski, con Mia
Farrow, realizada en 1968, cuenta la trágica historia de una mujer que es “elegida”
por el diablo para engendrar un hijo. Una trama bastante escandalosa, dado que aborda
temas que resultan ser indigeribles para muchas personas, los católicos
esencialmente.
Encuentro una gran cantidad
de signos con mucha carga semiótica remitente a la religión, a los cultos
satánicos, a lo paranormal. Probablemente en la actualidad no nos “tragamos” el
cuento de que el mismo diablo engendre a un hijo en el vientre de un humano
Parece poco probable si al ámbito médico nos trasladamos, sin embargo, dentro
de las sectas que rinden culto satán, es
una realidad, una probabilidad y más que nada un honor, pues está convencido de
que quien sea seleccionada será madre de un hijo del diablo.
Realmente hasta yo me
siento rara hablando de estos temas, dada mi naturaleza escéptica con la que
crecí y he vivido siempre porque así lo decidí, sin embargo respeto en su
totalidad las creencias, religiones, ceremonias de terceros.
Buscando datos curiosos de
la película, leí que cuando se rodó la escena de la fiesta donde ella e siente
mal y se va a la cocina con sus amigas y después corren a su esposo, de
inmediato que hicieron la primera toma, llegó la documentación de divorcio que
enviaba el mismo Frank Sinatra a la protagonista e inevitablemente se tiró a
rodar en media cocina, tal cual lo hace en la escena. De acuerdo a la página de
internet, Polanski no creyó que pudiera continuar con la escena, pero Farrow se
levantó de la manera más profesional posible y continuaron con el trabajo,
logrando una actuación con un sentimiento auténtico.
En la proyección, cuando la
actriz cambia de corte de cabello por el embarazo, la mayoría de las compañeras
compartimos la idea de que no le iba nada mejor que el cabello largo. Para
sorpresa de muchas, resulta ser que en realidad tuvo que usar gran parte de la
filmación na peluca de cabellos largos, ya que la apariencia genuina de a
actriz era luciendo un horrible y desfavorable peinado en cabello corto.
No me queda más que
despedirme con la bien lograda musicalización, característico del cine de
suspenso. La notas bajas van bien cuando, por ejemplo, va caminando y puede (o
no) descubrir un misterio; y las altas cuando hay un poco de más intensidad,
algo así como un forcejeo. Además de la música, la actuación me transmitía un
sentimiento de desesperación e impotencia, de esas veces que cerramos los puños
en apoyo a la tristeza o enojo de la protagonista
Por las sensaciones le doy
cuatro estrellas.
****
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